Noctámbulo
2018 - 2019
Una pintura tiene dos formas de ser percibida: la primera es observando su realidad física, la segunda es oyendo su sonido interior. Wassily Kandisky propuso en su obra Punto y linea sobre el plano (1928), que si se advierten las tensiones de los elementos gráficos, como el tratamiento del color, la calidad de la línea, o las figuras geométricas, se puede percibir lo invisible: es decir, las fuerzas, los deseos, las sensaciones.
Siguiendo el camino Expresionista, el modo operandi de esta serie es componer experiencias afectivas utilizando principios visuales como el gesto, la mancha, o la aplicación del color, mientras la ciudad nocturna es retratada como necesidad emocional y excusa pictórica, puesto que la noche atestada de soledad posee una belleza que se fluctúa entre el placer y la nostalgia, la pasión y la frialdad. Por esta razón, se ha ido realizando un proceso de recorrer algunos sectores de la ciudad reinterpretando la percepción del anochecer y la madrugada mientras se documentan sus geografías urbanas.
Este proceso por medio de capas y veladuras ha ido reclamando un expresionismo cargado de texturas pastosas de manera casi visceral frente a las emociones que se buscan trasmitir.